jueves, 7 de junio de 2012

El diputado y el mono

Para esta extraña democracia nuestra, en la que la separación de poderes de Montesquieu ha sido reducida al esperpento de que en el Congreso unos pocos deciden y los demás se limitan a alzar la mano o apretar un botón, sin el más mínimo asomo de dignidad, propongo que se reconozca oficialmente esta realidad y que todos aquellos diputados cuyo papel es meramente pasivo sean sustituídos por monos amaestrados. De esta manera nos ahorraríamos los más de seis mil euros que nos cuesta cada diputado, ya que un mono con unos cacahuetes pasa.

Este sistema tendría la ventaja adicional de que todos aquellos que practican el voto cautivo estarían dignamente representados por un mono, que tampoco piensa. El personal al servicio del Congreso debería colgar en internet la foto de cada mono, con el título de "Tu representante"; a fin de que todos aquellos que observan esta práctica pudieran identificarse con el citado mico.

Claro que algunos aducen que todos los diputados trabajan en comisiones. Mi experiencia me dice que muchos no tienen la más mínima idea -solo hay que ver la ausencia de requisitos para ser elegidos -, y que llegan a conclusiones claramente contrarias al principio del buen gobierno. Para cubrir el trámite, se podrían agrupar a los monos en comisiones; y una vez observado el debido tiempo de gruñidos y chillidos, los portavoces de los grupos parlamentarios podrían proclamar que el asunto "ha sido debidamente debatido en la correspondiente comisión".

Parto de la base de que el Senado sería suprimido, ya que no sirve para nada. Si no fuese así, y se quisiera complacer a los que afirman que sí es necesario, podría ser sustituído a su vez por monos con el pelo de la cabeza y cuello blanco; así tendrían la debida apariencia de respetabilidad.

Espero que esta iniciativa mía sea favorablemente acogida por la opinión pública, y se proceda a la recogida de firmas.