lunes, 9 de diciembre de 2013

Teólogos blasfemos

Existe un grupo relativamente amplio de teólogos o de escritores de temática religiosa que se dicen católicos, que se saltan la doctrina de la Iglesia e incluso incurren en franca herejía. Suelen denostar a la Iglesia, menosprecian los dogmas, y parte de ellos postulan una Iglesia "democrática", en la que los obispos sean elegidos y en la que la figura del papa quede diluída, convirtiéndose en una especie de "primus inter pares" (no importa que esto vaya contra los evangelios). No es extraño que esos escritores hayan sido expulsados de varios sitios, o ellos mismos se hayan ido, o ambas cosas.
 
Junto a ellos, coexiste un sector relativista (los que consideran que en materia religiosa la verdad absoluta no existe, lo cual en sí es absurdo), que propugna una religión y una iglesia interconfesionales, en la que la religión católica sería sustituída por una suma de religiones a la carta. No me lo invento: yo mismo me los he encontrado en un portal digital, y explícitamente me lo han manifestado, respondiendo a unos comentarios míos; de entre ellos, uno era un cura anglicano, renegado del catolicismo. Resulta indudable que el grupo de teólogos al que me refiero ha influído en este sector, así como en muchos católicos relativistas, cuya conciencia les impulsa hacia la religión pero que no quieren asumir las limitaciones a su libertad que a su entender les supondría aceptar plenamente la religión católica; a este respecto, también he sido espectador de relativistas que manifiestan públicamente su reconocimiento a dichos teólogos y escritores (particularmente mujeres), cuyas teorías pueden conducirles a la condenación eterna (por más que muchos no crean, de hecho, en ella).
 
Para una mejor comprensión, me referiré a los dogmas religiosos, que pueden ser implícitos o explícitos.También llamados verdades de fe,  son aquellas cuestiones fundamentales de una religión y que no pueden ser objeto de discusión por sus fieles. Existen dos ideas erróneas muy difundidas: la primera es la de que los dogmas son privativos de la religión católica, cuando todas las religiones deistas los tienen ("no hay más Dios que Alá y Mahoma su profeta"; y por eso hay tantas religiones protestantes). También es falsa la percepción de que los dogmas han sido declarados por los papas: estos solo han promulgado uno, el de la Asunción. Hay muchos dogmas implícitos: en la mayoría de las ocasiones, los dogmas se han explicitado cuando alguien los ha negado o han surgido dudas.
 
La doctrina de la Iglesia es más amplia que los dogmas explícitos (la divinidad de Cristo, Dios creador, la resurrección de la carne, etc; los más importantes están contenidos en el Credo). Naturalmente, en la doctrina unas cuestiones son más relevantes que otras:  no es lo mismo el aborto que tomar la píldora anticonceptiva. Las encíclicas papales no son dogmas, aunque sus disposiciones sean de obligado cumplimiento para los católicos; allá con su responsabilidad ante Dios de quien no las siga.

Hecha esta disgresión, retomo el tema del papel de los teólogos. Quienes se saltan la doctrina de la Iglesia se escudan en una pretendida libertad de expresión, como si la Iglesia fuera un estado y no una confesión religiosa (¿dónde está su coherencia?), o aluden a "la pluralidad en la Iglesia", como si esta pudiera comprender no ya solo saltarse cuestiones relevantes de doctrina, sino incluso la clara herejía. Unido a ello, le dan a la teología un tratamiento "científico", como si se tratase de ciencias naturales o de historia, y en sus análisis prescinden de  lo establecido en la fe católica.

Este punto de vista, centrado en el ego, constituye una grave falta contra el amor de Dios, el primer mandamiento; equivale a una blasfemia. No puede entenderse la teología, cuyo centro es Dios, al servicio de uno mismo, de nuestro propio ego o de nuestra cartera, en vez de al servicio del Altísimo y de la fe; es como si yo me ofrezco a colaborar en la parroquia no como pretensión altruista, sino en mi propio beneficio, y me quedo con parte de la recaudación, o la tomo como lugar para ligar y llevarme a las feligresas a la cama.

La encíclica "Lumen Fidei", debida a los dos últimos papas, tras afirmar que "la fe es un don gratuito de Dios que exige la humildad y el valor de confiar y de confiarse" (14), en su punto 36 trata de la relación entre fe y teología. Y afirma que la teología ha de estar al servicio de la fe de los cristianos, especialmente la de los sencillos; y que no puede considerarse el Magisterio de los papas y de los obispos que están en comunión con él "como algo extrínseco, un límite a su libertad, sino, al contrario, como un momento interno, constitutivo, en cuanto el Magisterio asegura el contacto con la fuente originaria, y ofrece, por tanto, la certeza de beber en la Palabra de Dios en su integridad".

Los teólogos deben tener claro al servicio de quién están, si de Dios o de su ego: su soberbia, su resentimiento, sus dudas de fe,  sus ansias de dinero...


miércoles, 13 de noviembre de 2013

El destino de los políticos.

"El lugar de los políticos es la prisión" (del autor).
Como hemos visto a lo largo de las distintas entradas, no podemos salirnos de nuestra penosa situación en tanto no eliminemos la actual clase política. Esto debe abarcar la inhabilitación perpetua para acceder a cualquier cargo público de la totalidad de miembros de los partidos políticos (salvo los testimoniales y que no tengan responsabilidades en la crisis y en la corrupción), y la supresión de dichos partidos. No puede limitarse a los que han desempeñado cargos públicos: se trata de partidos corruptos, en los que todos, de alguna manera, participan de esa corrupción y son responsables de ella; las personas decentes ya se han ido o las han echado, pues estorbaban; a la política es aplicable la Ley de Gresham ("la mala moneda expulsa a la buena").
Se podría objetar que los partidos de extrema izquierda no son neoliberales. Pero ya se ha demostrado que son también corruptos, y altamente perniciosos para la convivencia ciudadana y el país; amén de que la izquierda es sinónimo de inmadurez: cuanto más a la izquierda, más inmaduro. Y las personas normales no tienen por qué ver mermada la calidad de su vida diaria por culpa de la inmadurez.
Este apartamiento de los actuales miembros de los partidos políticos debe ser acompañado por la oportuna exigencia de responsabilidades, extensible a jueces y fiscales deshonestos, a los corruptores y a todos aquellos cuyas prácticas dolosas han contribuído a la presente crisis económica ( no a los insensatos que han sido víctimas a su vez de la crisis, por haberse endeudado excesivamente, etc.). Para ello habría que dar por nulos los indultos a políticos corruptos (se protegen entre sí), eliminar con efectos retroactivos la prescripción de la corrupción, y reabrir los procesos de aquellos que se han beneficiado de trucos  legales indebidos o de fallos cómplices.
La exigencia de responsabilidades debería comprender tres frentes:
a) El despilfarro de los recursos públicos. Exigible a todos aquellos que han realizado inversiones públicas infrautilizadas, los responsables de la construcción de prisiones asimilables a hoteles de semilujo, los que hayan realizado gastos inútiles o suntuosos (viajes sin justificación razonable, compras de artículos de lujo como botellas de cava carísimas, etc.), o a aquellos culpables de la compra del voto con beneficios fiscales, subvenciones, etc.

b) La corrupción. En este apartado debieran incluirse aquellos que se han asignado sueldos o dietas (estoy pensando, sobre este último concepto, en la Administración Local) manifiestamente excesivos, los que han contratado a amiguetes o miembros de su partido, a los que han sobornado a  medios de comunicación con dinero público, y a todos los responsables de haber politizado, prostituyéndolas, a las diferentes Administraciones Públicas, incluída la judicial.

c) La crisis económica, incluyendo la adhesión de España al euro. No vale aducir que los teóricos representantes del pueblo han acatado la disciplina de voto; el  bien del país ha de estar muy por encima de los intereses de partido; serviría de escarmiento.

Si el pueblo español es quien detenta la soberanía, podemos hacer lo que consideremos oportuno, a través de las correspondientes leyes.

Lógicamente, no se trata de repetir la experiencia. Ello debería ir acompañado de un cambio de sistema político, ya que el actual no solo no funciona, sino que es gravemente perjudicial. En dicho sistema político, debería haber un Jefe de Estado fuerte, que nombrase a la cúpula del Poder Judicial (como se hace en muchos países democráticos), y que pudiera exigir responsabilidades a todas las administraciones públicas, en evitación de tantas ilegalidades e irregularidades como hemos podido contemplar.

Dicho Jefe de Estado no debe ser elegido por sufragio universal, ya que está comprobado que los españoles no tenemos suficientes elementos de juicio para escoger al más idóneo; no los conocemos lo suficiente. Baste pensar que Zapatero fue elegido dos veces.


martes, 5 de noviembre de 2013

El neoliberalismo económico, una ideología perversa.

Esta entrada es una especie de colofón de la titulada "Contra el neoliberalismo", por lo que recomiendo leer primero esta última.
 
Como hemos visto, el neoliberalismo económico, alias capitalismo salvaje, no tiene fundamento científico ni racional, sino que es una mera ideología.¿Y qué persigue dicha ideología?
 
Teóricamente, el mejor funcionamiento de la economía. Pero sus fines encubiertos son muy otros: que los que sean más ricos, puedan serlo más a costa de la masa, y que para ello no tengan las trabas que puedan oponerles los Estados; así como el pagar los menos impuestos posibles.
 
Se trata del triunfo de la codicia y de la más absoluta carencia de escrúpulos, así como del individualismo. Sus aplicaciones prácticas las podemos ver en la especulación con los alimentos, contra la deuda de los Estados, las hipotecas basura, los mercados de futuros (que especulan con los precios del petróleo y materias primas), la socialización de las pérdidas de la banca y la privatización de sus beneficios, la privatización de los servicios públicos (para darles carnaza a los políticos aliados con ellos y a sus familiares) y la destrucción del Estado del Bienestar, el descontrol de la banca,de las cajas de ahorro y del mercado financiero en general; el envilecimiento de las condiciones laborales y la consiguiente explotación de los trabajadores; una tributación ventajosa para las grandes empresas y los ricos; la falta de freno a la especulación inmobiliaria; la negativa a darle la vuelta a la crisis con un programa de inversiones públicas a nivel europeo; la primacía del cobro de las deudas estatales y de la banca sobre el nivel de vida de la población de los países deudores (lo que es lo mismo que decir del dinero sobre las personas); la prevalencia de la economía financiera sobre la real, etc.
 
La desregularización económica y la crisis económica subsiguiente no ha sido obstáculo para que los más ricos se hayan hecho más ricos todavía, y que se haya incrementado la brecha entre ricos y pobres: en Estados Unidos, los ingresos del 1% de la población más rica se han cuaduplicado entre 1980 y 2007, la época de la desregularización, mientras que se considera que la superélite, el 0,1%, ha obtenido una ganancia del 660%; para ese mismo periodo, la Oficina Presupuestaria del Congreso constató que el 20% superior de la población había experimentado una mejora de sus ingresos del 65%, mientras que el 20% inferior solo del 18% (ver Paul Krugman, "Acabad ya con esta crisis", pag.86). En internet pueden encontrarse otros indicadores.
 
Las consecuencias de la aplicación de las políticas económicas neoliberales han sido desastrosas: una crisis económica generalizada de las más graves que ha visto el mundo occidental; estados quebrados, y víctimas a su vez de los especuladores financieros y de los países más ricos, como Alemania; bajada de los salarios reales, un considerable desempleo, el subempleo y el empobrecimiento general de la población; la ausencia de perspectivas de mejora; jóvenes a los que se considera "una generación perdida"; el resurgimiento del hambre infantil en algunos países; una corrupción generalizada, ya que los más ricos han comprado a políticos (y estos a jueces y fiscales), periodistas, economistas, y poco menos que a todo el mundo; el desmantelamiento progresivo del Estado del Bienestar; y la perdida de cohesión social.
 
La codicia de los neoliberales y de sus secuaces tiene un magnífico ejemplo en la Biblia: el del rico que tenía noventa y nueve ovejas, y el pobre que tenía solo una; el rico no paró hasta quitarle la oveja al pobre.
 
Se trata, como ya se ha podido apreciar, de un sistema perverso, y que constituye para Europa una amenaza igual o mayor que la que en su día supuso el comunismo. El neoliberalismo económico ya fue explícitamente condenado por Juan Pablo II, en una  Exhortación Apostólica. La Doctrina Social de la Iglesia siempre ha propugnado la intervención del Estado en la economía, para corregir sus desequilibrios (por ejemplo, en la encíclica Caritas in veritate); y es de ver cómo Francisco ha criticado reiteradamente el capitalismo salvaje. La Iglesia es las pocas instituciones universales que se opone al presente estado de cosas; y mi aspiración sería que Francisco, en su próxima encíclica sobre la pobreza, condenase al neoliberalismo como intrínsecamente perverso; como en su día  hizo el papado con el comunismo.

Escrito esto, el 26.11.2013 el Papa Francisco ha publicado la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium. Aunque todavía no he tenido tiempo de leerla toda, ya no aspiro a que el papa, que se ha expresado en ella con su acostumbrado lenguaje directo y sin tapujos, diga nada más contra el neoliberalismo. Aconsejo su lectura, y especialmente sus puntos 53 a 60 y 202 a 204. Es un texto extremadamente contundente contra la ideología imperante en materia de política económica, que levantará muchas ampollas entre los poderosos y sus sirvientes, y que por cierto pone de relieve la elevada categoría intelectual de Francisco, puesta en duda por algunos. Puede observarse que a algunas de las cosas que dice ya me había referido yo en este blog; lo que afirma, lo apruebo (y que rabien, como ya lo están haciendo, los economistas neoliberales norteamericanos, que afirman que se ha metido con el capitalismo -no lo nombra -, cuando lo cierto es que con el que se ha metido es con el denominado "capitalismo salvaje").

sábado, 13 de abril de 2013

En torno al nuevo papa

Salgo al paso de las especulaciones que se están haciendo sobre lo que hará el nuevo pontífice. Francisco comenzó ya a hacer de papa en el momento de salir al balcón del Vaticano, predicando; es, eminentemente, un pastor. En lo que tenemos que centrarnos no es solamente en los cambios que materialmente pueda realizar, que ciertamente es importante; sino en cómo podemos cambiar nosotros, escuchando sus palabras, para hacernos mejores cristianos. Para el que no quiera cambiar, cualquier papa resultará inútil.
Y aprovecho para afirmar que los periodistas, desde que Benedicto XVI anunció que abdicaba, no han cesado de pifiarla. Las cosas no son tan simples como nos las quieren presentar. Bergoglio, que es humilde pero tiene mucho carácter, hará lo que él quiera, no lo que quieren los periodistas, muchos de los cuales tienen poca o ninguna fe y solo desean noticias efectistas.
Podeis seguir lo que hace y dice el papa en "news vatican" y en el sensacionalista y poco escrupuloso portal "religión digital". Pero no os recomiendo leer opiniones, parte de las cuales son tonterías

jueves, 24 de enero de 2013

La misión de la Iglesia

A veces me he encontrado personas, ya sea personalmente o en televisión (y desde luego no practicantes), que consideran que la misión de la Iglesia es remediar la pobreza, y que incluso critican que se gaste dinero en eventos religiosos, en vez de en los pobres (si fuera en putas, probablemente no lo verían tan mal). Nada más falso: el actual Papa, en sus encíclicas, ha dejado claro que remediar la pobreza es cosa de los gobernantes, y ha afirmado en una de ellas que la acción caritativa de la Iglesia es muy importante, pero que la Iglesia no es una ONG; es algo más profundo.
Y es que la misión de la Iglesia es muy otra: conservar y transmitir el mensaje de Cristo. Su actuación asistencial es una consecuencia de lo que propugna (el amor a Dios y al prójimo), pero no un fin, por muy importante que sea aquella. Y, como toda sociedad humana que es, aunque haya sido fundada por Jesucristo, necesita de unos recursos económicos y de unos bienes.
En este mundo tan materialista que vivimos, esto no siempre  es entendido así por los mismos eclesiásticos, y hasta por misioneros, que demuestran una considerable falta de fe: para ellos lo fundamental es solucionar las necesidades materiales. De esa actitud, criticada por el Papa, se desprende que, ya que predicar la religión es poco importante, Jesús perdió el tiempo impartiendo doctrina: después de redimirnos: podría haberse ido al cielo sin más trámite. Y también se desprende que todo el mundo tiene las mismas probabilidades de salvarse, independientemente de que sea cristiano o no. Incluso hay quien considera que todas las religiones tiene la misma validez, particularmente si son cristianas; punto de vista que Ratzinger, cuando solo era cardenal, consideraba claramente herético.
Evidentemente, no fue esa la postura de Cristo, quien hablaba claramente del cielo y del infierno, creó una Iglesia y la dotó de una doctrina (la religión católica, que supone toda una norma de vida), y le dio un mensaje final muy explícito: id y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Para nada dijo que se ocupase de remediar las necesidades materiales de los pobres, pese a que El hizo muchos milagros como acción caritativa (una consecuencia de lo que predicaba, pero no vino para solucionar los problemas de unos cuantos). No quiero extenderme con citas del Evangelio; me conformo con dos: "pobres con vosotros siempre los tendreis", y "sereis un solo rebaño y un solo pastor".
Me parece bien que haya Ordenes religiosas cuya finalidad sea remediar necesidades (enseñando, cuidando enfermos, ancianos o desvalidos, etc), ya que es una muestra de amor al prójimo, pero que siempre debe ir acompañada de explicitar en nombre de Quién lo hacen. Pero lo que me parece muy mal son aberraciones como la Teoría de la liberación (que hace una lectura de la religión en clave del ateo y materialista Marx, en vez de en Jesús), y todas las actitudes de clérigos que ponen el énfasis en las necesidades materiales, en vez de en las espirituales (las primeras tiene una fecha segura de caducidad, pero las segundas no). Por no hablar de casos pintorescos, como los comunistas españoles, que le han pedido al Papa en twitter que aloje a los desahuciados en las iglesias (es notable cómo partidos políticos y sindicatos se han inhibido completamente en auxiliar a las víctimas de la crisis; ayuda que sí ha prestado la Iglesia ).